¿Por qué sólo cine fantástico?

Muchos amantes del cine fantástico nos hacemos esta pregunta en algún momento: ¿Por qué nos gusta tanto ver historias imposibles cuando es la realidad lo que nos debería preocupar? Los detractores de este cine muchas veces lo juzgan infantil, insano, elemental, previsible o directamente perjudicial. Sin embargo, todas las culturas, de todas las épocas y lugares han construido historias que transponen la realidad, y que se han convertido en sus mitologías, en una parte esencial de su cultura.

Según Joseph Campbell las mitologías se construyen desde el subconsciente. En ellas se manifiestan sus esperanzas, su espiritualidad y sus miedos más profundos. El cine de terror, ciencia ficción y fantasía se ha convertido en la nueva mitología del hombre, y por eso merece verse con respeto e inteligencia.

En Dr. Caligari buscamos generar un espacio donde puedas encontrar películas fantásticas que siempre quisiste ver y no encontrabas en ningún lado. A pesar de la gran cantidad de films de estos géneros que llegan a las carteleras o videoclubes, el amante de estos géneros muchas veces advierte que el grueso de estas producciones no colman sus expectativas por ser simples, comerciales, que siguen la receta de algún otro film exitoso. También es bastante cansador ver tanta producción de un solo país (Estados Unidos), y tantas películas hechas en otros países imitando el cine norteamericano, con lo enriquecedor que es ver cine de todas partes del mundo.

Por eso tratamos de ofrecerte las rarezas, lo más extremo o lo más original. Si querés contactarte con nosotros para pedirnos alguna película en especial o solicitar un catálogo de los films que tenemos, manda un mail a caligarivideo@yahoo.com.ar.

domingo, 16 de agosto de 2009

El mago de Oz

(The wizard of Oz)

Año: 1939

Nacionalidad: USA

Dirección: Victor Fleming

Guión: Noel Langley, Florence Ryerson, Edgar Allan Woolf, basado en el libro de Lyman Frank Baum

Intérpretes: Judy Garland, Frank Morgan, Ray Bolger, Bert Lahr, Jack Haley, Billie Burke, Margaret Hamilton, Charlie Grapewin

Formato: DVD/VHS

Sinopsis: La pequeña Dorothy vive aburrida en la granja de su familia en Kansas, anhelando conocer el mundo. Un día, su sueño se hace realidad, trayendo un tornado que arranca su casa del suelo y la deja en una tierra fantástica y desconocida. Allí, junto a su perro Toto y amigos que irá conociendo en el camino, buscará llegar a la Ciudad Esmeralda, donde se encuentra el Mago de Oz, el único que puede ayudarla a volver a su hogar.

Recomendación: Esta es una de esas películas “indelebles” del cine fantástico. Incluso odiándola, es imposible negar su importancia.

Es también uno de los títulos emblemáticos de la producción hollywoodense de los años ’30, donde era muy poco el lugar que se le dejaba al artista, y todas las decisiones eran tomadas por ejecutivos, situación que empezaría a modificarse con la entrada al cine de directores como Orson Welles. A pesar de figurar sólo Fleming en los títulos, este film tiene tres directores más: King Vidor, George Cukor y Richard Thorpe, con lo cual se ejemplifica perfectamente la importancia que un director tenía en esa época.

También la película potenció esa abominable costumbre inaugurada por Blancanieves y los siete enanitos ese mismo año, de convertir toda película infantil en un insufrible musical.

Pero más allá de las antipatías, es imprescindible ver este film, especialmente por su significancia visual. Los decorados de Cedric Gibbons, probablemente el mejor escenógrafo de su época, son impactantes y pueden sorprendernos a cada momento, demostrando que muchas “novedades” visuales de nuestro presente cinematográfico ya estaban pensadas desde hace rato.

La mitología de El mago de Oz, sólo comparable por su potencia e influencia en la cultura fantástica universal, a Alicia en el País de las Maravillas, sigue alimentando y sirviendo de parámetro a las nuevas obras de este género.

Es una lástima que el poder liberador que toda mitología posee haya sido sojuzgado en esta versión y utilizado en sentido inverso, con un tinte moralista y pacato, casi enemistado ideológicamente con la ensoñación. Pasando por alto sus puntos negativos, es posible sin embargo disfrutarla, y mucho.

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