¿Por qué sólo cine fantástico?

Muchos amantes del cine fantástico nos hacemos esta pregunta en algún momento: ¿Por qué nos gusta tanto ver historias imposibles cuando es la realidad lo que nos debería preocupar? Los detractores de este cine muchas veces lo juzgan infantil, insano, elemental, previsible o directamente perjudicial. Sin embargo, todas las culturas, de todas las épocas y lugares han construido historias que transponen la realidad, y que se han convertido en sus mitologías, en una parte esencial de su cultura.

Según Joseph Campbell las mitologías se construyen desde el subconsciente. En ellas se manifiestan sus esperanzas, su espiritualidad y sus miedos más profundos. El cine de terror, ciencia ficción y fantasía se ha convertido en la nueva mitología del hombre, y por eso merece verse con respeto e inteligencia.

En Dr. Caligari buscamos generar un espacio donde puedas encontrar películas fantásticas que siempre quisiste ver y no encontrabas en ningún lado. A pesar de la gran cantidad de films de estos géneros que llegan a las carteleras o videoclubes, el amante de estos géneros muchas veces advierte que el grueso de estas producciones no colman sus expectativas por ser simples, comerciales, que siguen la receta de algún otro film exitoso. También es bastante cansador ver tanta producción de un solo país (Estados Unidos), y tantas películas hechas en otros países imitando el cine norteamericano, con lo enriquecedor que es ver cine de todas partes del mundo.

Por eso tratamos de ofrecerte las rarezas, lo más extremo o lo más original. Si querés contactarte con nosotros para pedirnos alguna película en especial o solicitar un catálogo de los films que tenemos, manda un mail a caligarivideo@yahoo.com.ar.

domingo, 16 de agosto de 2009

El fantasma de la Opera

(Phantom of the Opera)

Año: 1925

Nacionalidad: USA

Dirección: Rupert Julian

Guión: Walter Anthony, Elliot J. Clawson, basado en la novela de Gaston Leroux

Intérpretes: Lon Chaney, Mary Philbin, Norman Kerry, Gibson Gouland

Formato: DVD

Sinopsis: Erik es un hombre deforme que vive en los sótanos de la Opera de París. Los ruidos que produce por las noches y algunas apariciones esporádicas le han ganado la fama de un fantasma. Cuando Christine Daeé llega con sueños de convertirse en cantante, él se enamora perdidamente. Oculto detrás de una máscara logra entablar una relación con ella. Erik le enseña entonces las artes de la ópera y el bel canto, formándose entre ellos un vínculo misterioso.

Recomendación: Ni la mediocre versión de Arthur Lubin, ni la ochentosa y aburrida de Dwight H. Little, ni siquiera la trastornada y aparatosa de Dario Argento, tienen nada que hacer frente a este clásico inmortal e imperecedero. Es cine mudo, y a algunos les puede costar juntar un poco de ganas para ver un film de esta clase, pero el esfuerzo bien vale la pena. Pocas películas del período mudo tienen tanta pasión y dinámica como esta interesantísima versión de libro de Gaston Leroux, dirigida por un muy competente Rupert Julian. El director logra imágenes exquisitas con la simplicidad de una composición cuidada, ayudado por los impresionantes decorados de Russell Gausman, recientemente homenajeados en V de venganza.

Ni que hablar de la magistral interpretación de Lon Chaney, que hace gala de un manejo corporal envidiable, y muy sutil para los ademanes histéricos que otro actor hubiera hecho en su lugar, Chaney es Eric, y diseñó para este film uno de sus mejores maquillajes, que no pudo ser superado jamás.

“Christine: tienes tiempo hasta mañana a las 11 de la noche para enamorarte de mí. Son bastantes horas. Si para ese momento sigues sin amarme moriremos todos” dice Eric en un pasaje de la novela, convirtiéndose en el más extremo y enloquecido héroe romántico. Y todos sabemos que Eric morirá, luchando contra todo, contra su fealdad, contra el rechazo de Christine, contra las fuerzas del orden y el buen gusto. Morirá por un amor imposible, enfermo, egoísta y, sobre todo, que no vale la pena, pero en el que cree ciegamente. Su cuerpo empapado será entregado a las autoridades competentes, que lo archivarán y olvidarán.

Pero nosotros lo recordaremos con su capa al viento, sobre las gárgolas de la Opera, masticando la traición y jurando, entre dementes carcajadas, vengarse de todos.

Te vamos a extrañar, Eric.

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