¿Por qué sólo cine fantástico?

Muchos amantes del cine fantástico nos hacemos esta pregunta en algún momento: ¿Por qué nos gusta tanto ver historias imposibles cuando es la realidad lo que nos debería preocupar? Los detractores de este cine muchas veces lo juzgan infantil, insano, elemental, previsible o directamente perjudicial. Sin embargo, todas las culturas, de todas las épocas y lugares han construido historias que transponen la realidad, y que se han convertido en sus mitologías, en una parte esencial de su cultura.

Según Joseph Campbell las mitologías se construyen desde el subconsciente. En ellas se manifiestan sus esperanzas, su espiritualidad y sus miedos más profundos. El cine de terror, ciencia ficción y fantasía se ha convertido en la nueva mitología del hombre, y por eso merece verse con respeto e inteligencia.

En Dr. Caligari buscamos generar un espacio donde puedas encontrar películas fantásticas que siempre quisiste ver y no encontrabas en ningún lado. A pesar de la gran cantidad de films de estos géneros que llegan a las carteleras o videoclubes, el amante de estos géneros muchas veces advierte que el grueso de estas producciones no colman sus expectativas por ser simples, comerciales, que siguen la receta de algún otro film exitoso. También es bastante cansador ver tanta producción de un solo país (Estados Unidos), y tantas películas hechas en otros países imitando el cine norteamericano, con lo enriquecedor que es ver cine de todas partes del mundo.

Por eso tratamos de ofrecerte las rarezas, lo más extremo o lo más original. Si querés contactarte con nosotros para pedirnos alguna película en especial o solicitar un catálogo de los films que tenemos, manda un mail a caligarivideo@yahoo.com.ar.

jueves, 13 de agosto de 2009

Despertar del Diablo

(The hills have eyes)

Año: 2005

Nacionalidad: USA

Dirección: Alexandre Aja

Guión: Alexandre Aja, Gregory Levasseur

Intérpretes: Aaron Stanford, Kathleen Quinlan, Vinessa Shaw, Emilie De Ravin, Dan Byrd, Robert Joy, Ted Levine

Formato: DVD

Sinopsis: Una familia se encuentra por error en medio del desierto de Nuevo México, en una zona completamente desolada y habitada por mutantes sedientos de sangre.

Recomendación: “More and more, I’m forgetting the past”, reza la canción de Merle Kilgore en los títulos iniciales, en una clara ironía que alude a todos esa mugre bajo la alfombra que un gobierno como el de los Estados Unidos puede tener. En tiempos de remakes con gusto a nada, sorprende esta nueva versión de La colina de los ojos malditos de Wes Craven, que logra mejorar el original. Quiero aclarar que a mi juicio, la película original se erigió en film de culto por inexplicables razones, y que si bien tiene un subtexto sociológico interesante (todo film de Craven lo tiene) eso no la salvaba de los serios errores narrativos y de su desprolijidad técnica.

La versión del francés Aja, que se dio a conocer dirigiendo esa imbecilidad truculenta que es Alta tensión, logra poner su firme pulso narrativo esta vez al servicio de un guión bien pulido y unos personajes más trabajados y mejor interpretados.

Lejos de “desideologizar” la historia –una costumbre habitual cuando se rehacen films de los ’70- el guión de Aja persiste en la idea original (una familia normal expuesta a una salvaje, se volverá tan sanguinaria como sus oponentes), perro además acentuando el tema del origen del salvajismo del clan mutante. Desde el montaje de los títulos se marca con insistencia que la causa de todo ha sido el gobierno, que realizó pruebas atómicas en lugares poblados, e incluso el guión se permite una ironía tan sutil que es brillante: un protagonista está siendo golpeado y mutilado por un mutante, mientras otro le da el discurso de “ustedes nos hicieron lo que somos”. En un descuido de sus agresores, el joven toma una banderita norteamericana y se la incrusta a su enemigo en el cráneo, dando vuelta la situación y asesinándolo. Quizás alguno vea en esto una canchereada patriótica más, pero yo lo tomo como un melancólico “Bueno, esto es Estados Unidos, a algunos les toca perder”.

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