(Naked Lunch)
Año: 1992
Nacionalidad: USA
Dirección: David Cronenberg
Guión: David Cronenberg, basado en El almuerzo desnudo de William Borroughs
Intérpretes: Peter Weller, Judy David, Ian Holm, Julian Sands, Roy Scheider
Formato: DVD
Sinopsis: Un escritor se gana la vida como exterminador de insectos, volviéndose adicto al insecticida. Termina aceptando convertirse en un agente encubierto, redactando informes sobre sus averiguaciones en Interzona con una máquina de escribir-insecto. Esto lo involucrará con el sórdido mundo del tráfico de mugwumps, unas criaturas insectoides de las que se extrae un fluido alucinógeno.
Recomendación: Es a partir de esta película que conocí al gran escritor William Borroughs, pero sobre todo fue la primera experiencia cinematográfica que me provocó esa extraña euforia que uno siente cuando ve algo distinto, cuando advierte que los alcances del arte, y del cine en este caso, son infinitos, y que una película no es tanto lo que filma un cineasta, sino más que nada lo que ve un espectador. Y que cuantas más cosas uno tenga en la cabeza, más interesante puede volverse lo que vea.
Las mentes más esclarecidas fueron las que primero vieron la mentira detrás de la tan mentada american way of life, y las que más caro pagaron ese conocimiento. Borroughs estuvo entre ellos, y de su mano brotó esta desmesurada y melancólica sinfonía que ridiculiza todos los aspectos de la sociedad norteamericana de los años '50. El almuerzo desnudo entra muy oblicuamente en la categoría "novela". Es un desordenado rejunte de informes -de hecho fue Jack Kerouac quien le dio el título y quien junto a Allen Ginsberg pusieron un poco de orden a la montaña de hojas mecanografiadas por Borroughs- que un tal agente Lee escribe sobre la vida de Interzona. Y se convirtió en ícono, en influencia obligada de muchos, pero sólo David Cronenberg podía pensar que ese texto podía ser adaptado al cine. Sin embargo, lo logró, e incluso con el beneplácito de su autor.
Cronenberg crea una historia donde casi no la hay, pero respetando religiosamente el contexto y en sintonía perfecta con su ácido sentido del humor y su extraño sentido de la belleza.
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