(Push)
Año: 2009
Nacionalidad: USA
Dirección: Paul McGuigan
Guión: David Bourla
Intérpretes: Chris Evans, Dakota Fanning, Camilla Belle, Djimon Hounsou, Cliff Curtis
Formato: DVD
Sinopsis:
Recomendación: Últimamente se está hablando mucho de una renovación en el subgénero de los superhéroes, de que existe una tendencia a construir historias “más adultas” en torno a estas figuras. Me parece una afirmación exagerada, haciendo la salvedad de Batman, el caballero de la noche. Sí se nota un vuelco a poner en el centro de la escena el costado de las relaciones personales del superhéroe, pero esto no hace a mi entender más adulta una película. Pongamos por caso la saga de El hombre araña: se le da muchísimo tiempo a la relación de Peter Parker con Mary Jane, y sin embargo, la puerilidad del enfoque roza lo directamente estúpido, entregándose a todos los clichés de telenovela barata que se cruzan por la mente del guionista. Probablemente se deba al síndrome de backstage que se ha impuesto en todos lados, desde géneros televisivos como el reality show. Entonces comienza a ser más importante cómo se afeita Superman o quien le plancha las camisas a Linterna Verde.
En medio de este proceso de pujante “adultización” del subgénero, aparece Push, dirigida con peculiar pulso narrativo por el irlandés Paul McGuigan, de quien hemos visto hace varios años el film en episodios The acid house. Cualquiera que haya leído el libro Ojos de fuego de Stephen King reconocerá sospechosas cercanías entre una y otra trama. La novela, que fue desventuradamente llevada al cine en los ’80 por Mark Lester, con Drew Barrymore y George C. Scott, cuenta la persecución y encarcelamiento de Charlene, una niña pirokinética y su padre, que puede insertar pensamientos en otras mentes, por parte de
Con personajes queribles, y haciendo hincapié en sus relaciones interpersonales en detrimento de las secuencias de efectos espectaculares o los duelos interminables, la narración de Push aparece algo deshilachada, pero la ambientación multiétnica, su sentido del humor puesto en lugares adecuados y la empatía que provocan sus personajes le sacan muchos cuerpos de ventaja a films como Hancock o Jumper, donde la mitología creada tras los personajes era más interesante, pero era trivializada por historias y personajes banales, escatológicos, chatos o ridículos.
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