¿Por qué sólo cine fantástico?

Muchos amantes del cine fantástico nos hacemos esta pregunta en algún momento: ¿Por qué nos gusta tanto ver historias imposibles cuando es la realidad lo que nos debería preocupar? Los detractores de este cine muchas veces lo juzgan infantil, insano, elemental, previsible o directamente perjudicial. Sin embargo, todas las culturas, de todas las épocas y lugares han construido historias que transponen la realidad, y que se han convertido en sus mitologías, en una parte esencial de su cultura.

Según Joseph Campbell las mitologías se construyen desde el subconsciente. En ellas se manifiestan sus esperanzas, su espiritualidad y sus miedos más profundos. El cine de terror, ciencia ficción y fantasía se ha convertido en la nueva mitología del hombre, y por eso merece verse con respeto e inteligencia.

En Dr. Caligari buscamos generar un espacio donde puedas encontrar películas fantásticas que siempre quisiste ver y no encontrabas en ningún lado. A pesar de la gran cantidad de films de estos géneros que llegan a las carteleras o videoclubes, el amante de estos géneros muchas veces advierte que el grueso de estas producciones no colman sus expectativas por ser simples, comerciales, que siguen la receta de algún otro film exitoso. También es bastante cansador ver tanta producción de un solo país (Estados Unidos), y tantas películas hechas en otros países imitando el cine norteamericano, con lo enriquecedor que es ver cine de todas partes del mundo.

Por eso tratamos de ofrecerte las rarezas, lo más extremo o lo más original. Si querés contactarte con nosotros para pedirnos alguna película en especial o solicitar un catálogo de los films que tenemos, manda un mail a caligarivideo@yahoo.com.ar.

viernes, 18 de septiembre de 2009

Push


(Push)

Año: 2009

Nacionalidad: USA

Dirección: Paul McGuigan

Guión: David Bourla

Intérpretes: Chris Evans, Dakota Fanning, Camilla Belle, Djimon Hounsou, Cliff Curtis

Formato: DVD

Sinopsis: La División, una agencia gubernamental clandestina, tiene un oscuro fin: alterar genéticamente a personas normales para convertirlas en soldados con poderes psíquicos. Aquellos que no quieren participar o están en contra, son eliminados. Nick Gant lleva escondiéndose de la División desde que, siendo un niño, asesinaron a su padre. Nick ha heredado sus poderes telekinéticos. Oculto en Hong Kong, pero se verá forzado a salir de su escondite cuando se cruce en su camino Cassie, una chica de 13 años que puede ver el futuro. Cassie le pide ayuda para encontrar a Kira, una joven que tiene la más poderosa de las habilidades psíquicas desarrolladas por la División: puede implantar pensamientos en la mente de los demás. Kira tiene la clave para acabar con la División, y Nick y Cassie tienen que encontrarla antes que ellos.

Recomendación: Últimamente se está hablando mucho de una renovación en el subgénero de los superhéroes, de que existe una tendencia a construir historias “más adultas” en torno a estas figuras. Me parece una afirmación exagerada, haciendo la salvedad de Batman, el caballero de la noche. Sí se nota un vuelco a poner en el centro de la escena el costado de las relaciones personales del superhéroe, pero esto no hace a mi entender más adulta una película. Pongamos por caso la saga de El hombre araña: se le da muchísimo tiempo a la relación de Peter Parker con Mary Jane, y sin embargo, la puerilidad del enfoque roza lo directamente estúpido, entregándose a todos los clichés de telenovela barata que se cruzan por la mente del guionista. Probablemente se deba al síndrome de backstage que se ha impuesto en todos lados, desde géneros televisivos como el reality show. Entonces comienza a ser más importante cómo se afeita Superman o quien le plancha las camisas a Linterna Verde.

En medio de este proceso de pujante “adultización” del subgénero, aparece Push, dirigida con peculiar pulso narrativo por el irlandés Paul McGuigan, de quien hemos visto hace varios años el film en episodios The acid house. Cualquiera que haya leído el libro Ojos de fuego de Stephen King reconocerá sospechosas cercanías entre una y otra trama. La novela, que fue desventuradamente llevada al cine en los ’80 por Mark Lester, con Drew Barrymore y George C. Scott, cuenta la persecución y encarcelamiento de Charlene, una niña pirokinética y su padre, que puede insertar pensamientos en otras mentes, por parte de La Tienda, un perverso organismo gubernamental que experimenta con drogas. Incluso al hecho de hacer uso de sus respectivos poderes, los protagonistas lo llamaban justamente “push” en el idioma original.

Con personajes queribles, y haciendo hincapié en sus relaciones interpersonales en detrimento de las secuencias de efectos espectaculares o los duelos interminables, la narración de Push aparece algo deshilachada, pero la ambientación multiétnica, su sentido del humor puesto en lugares adecuados y la empatía que provocan sus personajes le sacan muchos cuerpos de ventaja a films como Hancock o Jumper, donde la mitología creada tras los personajes era más interesante, pero era trivializada por historias y personajes banales, escatológicos, chatos o ridículos.

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