(Watchmen Motion Comic)
Año: 2009
Nacionalidad: USA
Dirección: Jake S. Hughes
Guión: Alan Moore
Intérpretes: Tom Stechschulte
Formato: DVD
Sinopsis: ¿Has "visto" algún buen libro últimamente? Ahora puedes. La novela gráfica más célebre de todos los tiempos que rompió el molde de lo convencional continúa haciendo historia. Dave Gibbons, co-creador e ilustrador de Watchmen, supervisa esta versión digital de la novela gráfica que añade movimiento limitado, voz y sonido a las coloridas viñetas del libro. Esta edición incluye los 12 capítulos de la historia: más de 5 horas que abarcan todo desde la misteriosa desaparición del Comediante, pasando por los destinos entrecruzados de los superhéroes aliados hasta su fatídico impacto en el mundo.
Recomendación: Una muy buena oportunidad para acercarse al comic original, aunque el comic animado no sea exactamente lo mismo. Los que se hayan sentido interesados en la historia a partir del film de Snyder encontrarán mucho material y, además de contemplar los dibujos originales de Gibbons, podrán profundizar en la psicología de algunos personajes, como El Comediante o Ozimandias, así como sorprenderse ante la historia del Navío Negro que, como un comic-dentro-del-comic, lee un anónimo personaje junto a un puesto de diarios. Tengo entendido que Snyder también filmó esto, y que circula una versión extendida de Watchmen que incluye este segmento, una macabra historia de piratas con un náufrago al rescate de su familia en una balsa hecha con cadáveres humanos. Esta edición en DVD hace posible acercarse a una de las obras literarias más importantes del siglo XX, en donde el tema del control de la violencia social y económica es abordado desde todos los ángulos posibles: el mercenario cínico que se entrega a la violencia sin culpas, el justiciero que detesta a la sociedad y lucha contra el crimen sólo por odio, el idealista que dejó de tener un espacio en una sociedad que se vuelve cada vez más desencantada, el delirante egocéntrico que busca una solución global, a la manera de los economistas con sus recetas mágicas bajo el brazo, incapaces de ver personas tras sus números, el hombre “de la calle”, esa construcción mediática que piensa lo que le dicen que piense desde un papel o una pantalla…
Incluso ese insípido Dios que el monoteísmo nos ha legado tiene la chance de exponer su punto de vista: el Dr. Manhattan, un humano devenido en todopoderoso y (casi) omnisapiente, no puede mantenerse interesado por los destinos de nuestra caótica Humanidad, al punto de no sentir que valga demasiado la pena utilizar sus poderes para evitar una catástrofe, haciendo el mismo recorrido que el Jehová hebreo, que se instaura como protector físico de su comunidad para terminar en el cristianismo abandonando al Hombre a su suerte, dejando que el libre albedrío lo lleve adonde pueda.
¿Podemos culpar a El Comediante por haber tenido tanto miedo ante una masacre último modelo que ni siquiera él podría haber imaginado? ¿O a Roscharch por su poética inmolación antes que resignar sus principios? ¿Podemos culpar al Dr. Manhattan de su desapego por los humanos, o a Ozimandias por su obsesiva búsqueda de ese escurridizo fantasma que llamamos “paz mundial”? ¿Podemos culpar a Nite Owl II o a Silk Spectre por desear desesperadamente seguir vivos para continuar su incipiente amor en vez de elegir la verdad? La obra de Moore y Gibbons nos plantea esta y muchas otras preguntas, y afortunadamente, decide no ensayar ninguna respuesta. Pero sí esboza un interesante consejo: te enseñaron a buscar al enemigo en las dictaduras y gobiernos totalitarios que sembraron la historia, pero no te confundas, el Estado es una fachada, el Mal Absoluto siempre es una empresa privada.
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